El Diplomado de Tecnología Para Mejorar la Producción y Productividad Agropecuaria, se trasladó al municipio de Diriamba en el departamento de Carazo, a la finca Caupolicán, propiedad del productor Mario Navarrete y su esposa, Ninoska Rivera; lugar donde se desarrolló la tecnología con el rubro de granos básicos.
Durante esta edición se abordaron las temáticas: Uso de información agroclimática para la toma de decisiones en la producción y manejo; y la gestión de la fertilidad del suelo (Uso de abonos verdes), a cargo de los facilitadores Isidro Salinas y Leonardo García, docentes investigadores de la Universidad Nacional Agraria.
El maestro Isidro Salinas, interactuó con los productos y explicó el significado del clima, “no existe un aparato que mida el clima, lo que hay es un conjunto de aparatos que miden los elementos del clima por ejemplo: El clima es la lluvia, a veces llueve, a veces no llueve”, dijo Salinas, docente de la Dirección Específica de Ciencias Agrícolas.
Isidro, también compartió que es importante conocer la temperatura, porque hay meses más calientes que otros, pero el tema de la lluvia es relevante para la producción y el desarrollo de las plantas.
“Cuando uno va a producir, tiene que elegir una buena semilla para garantizar una buena planta; una semillas pequeña, quebrada y enferma no sirve igual que una semilla sana, fuerte, grande y entera; también es necesario tener en cuenta que después de la semilla lo más importante es el agua, porque el agua en el cuerpo de la planta es lo que facilita la producción”, dijo el maestro a los productores.
Las lluvias o precipitaciones, es lo que permite clasificar los tipos de zonas en Nicaragua en zona seca, zona húmeda y zona intermedia o semiseca.
El facilitador explicó a los productores que la zona seca se puede detectar como un sitio donde casi no llueve y la resequedad se nota en el suelo y en las caídas de las hojas de las plantas, asimismo, se puede determinar las zonas húmedas, el cual su principal indicador es la vegetación durante todo el año.
Salinas, manifestó que para conocer en qué tipo de zona esta una finca, lo primero que el productor agropecuario debe tener es un pluviómetro; el que sirve para medir las lluvias.
El pluviómetro consiste en un recipiente de forma cilíndrica que permite recoger el agua que cae durante todo un día, se instala en el patio de la casa lejos de los árboles, para que no intercepten la lluvia y se ubica sobre un palo de 1.30 metros de altura.
Según indicó el maestro, este aparato debe leerse todos los días a la misma hora (7 am) y medir con una cinta métrica los milímetros o centímetros de agua caída en el recipiente, los datos que se obtienen deben anotarse en un cuaderno para llevar un control.
Los datos que se recolectan de la lluvia, ya sea en un año, dos o más, deben servir, para determinar en qué momento se deben hacer las siembras de cultivos de granos básicos, ya que la medición con el pluviómetro permite verificar de qué manera se comportan las lluvias en nuestros territorios, y productor tendrá la oportunidad de determinar que semilla sembrarán de primera y de postrera.
Por otro lado, también se le compartió a los productores el manejo integrado de la fertilidad del suelo, el maestro Leonardo García, mencionó que la fertilidad ya no se ve desde el punto de vista químico, ahora se mira desde el punto de vista físico, químico y biológico del suelo, lo cual permite un equilibrio optimo, garantizando una buena producción, protección al medio ambiente y la seguridad alimentaria.
García explicó que, lo fundamental que se debe manejar en el suelo es la materia orgánica, aparte de incorporar abonos orgánicos como estiércol y abonos verdes, hay que hacer manejo de sistemas, entre rotaciones de cultivos, abonos de coberturas, rastrojos, labranza mínima, relevo, cultivos mixtos.
Las leguminosas utilizadas como abonos verdes, se divide en tres familias, las Mimosaceae, que son generalmente árboles o arbustos y muy pocas herbáceas, dentro de las más conocidas están: El genízaro, la guaba y la leucaena; asimismo están las Caesalpinaceae, que son en su mayoría arbustos y árboles ornamentales, dentro de las que se encuentran el carao, la vainilla y el tamarindo; y las Fabaceae que son en su gran mayoría plantas herbáceas, las más conocidas: El caupi, el frijol común, maní, gandul, frijol terciopelo, mungo, canavalia entre otras.
Todos los abonos tienen una relación carbono-nitrógeno, lo que permite indicar con qué velocidad se descompone un producto, si es lento o rápido, esto significa que entre más rápido se descompone, más nutriente libera y entre más lento se descompone, los nutrientes los va a liberar lentamente, dijo García.
Seguidamente, compartió con los productores que esto sirve en el caso de tener cultivos de ciclos cortos, se necesita que los nutrientes se liberen rápidamente y si los cultivos son de ciclo largo, se necesita que los nutrientes se liberen lentamente.
La relación carbono nitrógeno, es un parámetro importante cuando se va a utilizar una leguminosa como abonos verdes, pues de ésta depende mucho el destino que tenga el nitrógeno aportado por esta vía. Es aconsejable utilizar material con relaciones carbono – nitrógeno menores de 20, indicó García.
Valores de carbono, nitrógeno y relación carbono nitrógeno de algunas especies leguminosas
Especie | %C | %N | C/N |
Genízaro | 45 | 2.6 | 17 |
Guanacaste | 25 | 3.1 | 8 |
Granadillo | 30 | 3.2 | 9 |
Madero negro | 38 | 3.4 | 11 |
Leucaena | 37 | 6.3 | 6 |
Terciopelo | 43 | 2.6 | 16 |
Mungo | 39 | 2.1 | 18 |
Cawpea | 43 | 3.6 | 12 |
El maestro García, destacó que las leguminosas juegan un papel importante en los agroecosistemas agrícolas. Algunos de los beneficios de la presencia de las mismas son: